El amor te hará inmortal - Ramón Gener

 

Portada del libro

  •  Sobre el autor

Nacido en Barcelona, licenciado en Humanidades y Ciencias Empresariales. Comenzó su formación como músico estudiando piano en el Conservatorio del Liceu y la completó con Anna María Albors. 

Posteriormente, se inclinó por estudiar canto con la cantante Victoria de los Ángeles, el barítono Jerzy Artysz y el tenor Eduard Giménez. Después de varios años de carrera como barítono, dejó de cantar y comenzó una nueva etapa como divulgador musical.

  • Sinopsis

Cuando perdió a su padre, Ramón Gener necesitó recorrer el duelo en busca de los sentimientos que inspiran a los más grandes artistas de la historia. El resultado de su viaje es este libro, lleno de fantasía y verdad, en el que asistimos al ocaso inevitable de la mayor diva de su época, Maria Callas; descubrimos cómo del inalcanzable deseo de Héctor Berlioz nace la Sinfonía Fantástica y velamos junto a Farinelli el cuerpo de su hermano, el hombre que le conviertió en el castrado más famosos de la historia, pero que, al mismo tiempo, le arrebató la vida.

  • Reseña

La verdad que el libro me sorprendió, es mucho más interesante que su primer libro y te atrapa mucho más rápido, una vez lo empiezas no puedes dejar de leerlo.

No obstante, es un libro que se debe leer con pausas y cuidado para entender todo muy bien y poder relacionarlo con la historia que te está contando.

El libro se divide en capitulos dedicados a la vida de una figura relevante de la música clásica pero todas ellas están relacionadas con la pérdida de un ser querido y ese es el motivo por el que si se lee de forma rápida se pueden perder matices en la historia que impiden disfrutarla en su plenitud.

En términos generales, es un libro delicado y escrito con mimo, eso se nota tanto al leerlo como una vez lo has acabado y ves que te ha dejado huella.

Puntuación: 4,5 / 5

Un libro para recordar a mi padre. Un libro para que mis hijos, mis nietos, mis bisnietos ... no le olviden y siempre recuerden su nombre como si fuera el mismísimo Aquiles